jueves, 26 de marzo de 2009

El veto a Le Pen como síntoma

Ya hablé en su día sobre la ridiculez de que exista algo como el actual Parlamento Europeo. Un poder que no fiscaliza la acción de ningún gobierno y en el que reina el discurso políticamente correcto ("que levante la mano quien esté a favor de la paz"), que carece de debate entre gobierno y oposición, y que se basa en la transmisión de una soberanía inexistente (Europa: "el pueblo europeo").

Pues bien, hemos asistido esta semana a dos nuevas razones por las que darle la espalda a los parias de la PAC.

El martes pasado -24 de marzo de 2009-, se rechazó una propuesta de apoyo a la diversidad lingüística. Si yo fuera europarlamentario probablemente no la habría planteado, pero ya que la plantea alguien, voto a favor, más que por su contenido, por el zas en toda la boca a ciertos personajes. Al día siguiente, aparece Le Pen quejándose del trato recibido por los adalides de la democracia-sin-antidemócratas y la Europa-sin-antieuropeos. Más concretamente, de la propuesta de los socialistas de modificar rápidamente el eurorreglamento para que Le Pen, como eurodecano del europarlamento no presida el acto eurohonorifico de inauguración de la nueva eurolegislatura. Y todo por decir que las cámaras de gas fueron una anécdota en la Segunda Guerra Mundial. Claro, el tipo empezó a recibir abucheos y silbidos que harían las delicias de cualquier hincha inglés.

De lo que se trata es que hay temas de los que se habla y hay temas de los que no se habla. Está el discurso único y si te desvías ¡ay de ti! Solo los pijos asquerosos, que se lo llevan crudito tienen derechos, al resto que le den morcilla.


Y antes de que saques el librito de respuestas fáciles, te diré que no, no estoy de acuerdo con lo dicho por Le Pen. Presumo que basándome en razonamientos distintos. No me puedo solidarizar con lo que dijo, porque ni lo comparto ni ignoro la carga emocional que en particular tiene la Shoah para el pueblo judío, que día sí y día también nos da lecciones de democracia a toda Europa, y que se merece todo mi respeto y apoyo como pueblo hermano.

Pero sí podría recibir mi solidaridad por ser un grano en el culo. El bonito invento del eurochupiparlamento, no es tan bonito cuando hay notas discordantes, ¿verdad? Pues os jodéis, ahí tenéis lo que queríais. Ahí tenéis el resultado de la democracia desvalorizada: gente que vota a tipos muy chungos como Le Pen o Francisco Rodríguez. Y esperad a que entre Turquía en la Unión, que vamos a tener Lepenes para parar un tren.

Sobre el Holocausto:

3 comentarios:

Unknown dijo...

Coincido.

LePen es un gran troll.
Europa es una farsa.

Gaspar Duarte dijo...

Yo votaré a los liberales o mandaré a paseo a todos.

De suficiente mala hostia me pusieron con sus razones para votar, tales como que ellos deciden hasta la comida que me llega a la mesa. ¿No se supone que tenían que motivarme, en vez de hacer que desease partirle la mandíbula a cada uno de ellos?

¡Y no digamos lo del "si no votas no te quejes!

A la mierda, como diría Fernán Gómez.

Pablo Otero dijo...

Pensaba que este post iba a ser incomprendido pero no es así.