lunes, 24 de noviembre de 2008

Me parece bien que retiren los crucifijos de las escuelas públicas


Claro que me parece bien.

Pero que no se olviden a continuación de retirar las escuelas públicas.

4 comentarios:

Gaspar Duarte dijo...

Concuerdo con ambas cosas.

Y de hecho, es bien cierto: si la escuela es pública, como tal, pueden ordenar la retirada de lo que les apetezca (y en este caso, lo considero algo provechoso).

Sobre sí debiera haber una escuela pública que pudiese dar tales órdenes... ese es otro cantar :)

Anónimo dijo...

Psst... Poner a un tipo en paños menores colgando de la pared de las aulas, sensiblemente demacrado podria ser ejemplarizante para los alumnos...
- Niñ@s, si os portais mal, acabareis como Mahoma.

Por otro lado, en los juicios, se jura sobre la Biblia, la Constitucion o sobre el libro de Cesar Vidal "Cuando los dioses gobernaban la tierra"...porque si es la Biblia, la retiraran.
Si los católicos estais perseguidos en España, imaginate como estaremos los paganos, que no nos metemos con nadie.
¡Odin, vuelve y destruyelos! Empieza por Bono...

Pablo Otero dijo...

En España no hay ni un solo pagano.

Gaspar Duarte dijo...

A mi entender la aconfesionalidad del Estado se extiende a todos los ámbitos e instituciones que dependen de él (eso incluye juramentos y demás). Ahora bien, confesionalidad no es laicidad, pues mientras que la primera es una actitud pasiva (entendida como una salvaguarda de la libertad de culto y de no intromisión religiosa por parte del Estado en virtud de ninguna confesión en particular), la segunda es activa. Podría decirse que el Estado "hace fuerza" para no tener ningún vínculo religioso, y naturalmente, intentar prender su influencia con respecto a toda la sociedad.

De hecho, aconfesionalidad sí, con todas sus consecuencias. Libertad de educación (y por ende, privacidad de los centros educativos), también. Y ojo, para consuelo de la fatal progresía, el hecho de que las escuelas no sean de titularidad pública no quiere decir que no pueda garantizarse la universalidad de la educación (este punto es discutible pero no excluyente).

El que el Estado tenga el monopolio educativo (explícito o tácito) no acarrea problemas debido a la gestión que haga del mismo: el que el Estado esté ahí metido es el verdadero problema.