Este pasado viernes asistí por primera vez a una conferencia del Instituto Juan de Mariana. El ponente fue Francisco Capella y el tema: "Las ideas de justicia y defensa en el contexto de la ética de la libertad". Para un cristiano confeso, muchas de las dudas planteadas tienen solución directa, pero al menos en lo que se refiere a construir una ética de la libertad, las soluciones vistas son altamente interesantes y dadas al debate y tertulia.
Con lo que me quedo de la conferencia es con un modelo penal basado en una ética lógica. Que el sistema de justicia se centre en compensar a la víctima y no en castigar al agresor. Capella, de hecho, defendió un modelo lineal en el que si te agreden por valor de X, el agresor debería pagar 2X. En fin, no es un modelo novedoso y no me voy a extender con su contenido.
Voy a hablar del contexto de la conferencia y de mis impresiones.
Al escuchar "Instituto Juan de Mariana", uno piensa "esto es negocio serio". Si le unimos la descripción de su página, todavía más:
El objetivo del Instituto es convertirse en un punto de referencia en el debate de las ideas y de las políticas públicas con la vista puesta en una sociedad libre. Para conseguirlo nos proponemos estudiar y difundir la naturaleza del mercado.
Los rojeras estarán pensando "estos liberales con sus reuniones de puros, chisteras y brandy". Nada más lejos de la realidad (algún periodista debería saber de qué habla). el lugar de la conferencia es muy humilde, tanto, que hacia el final de la charla entró lo que yo creo que era un indigente. Aproximadamente doce metros cuadrados, una pared repleta de libros, un armario y una docena de sillas de plástico de colorines. Y la conferencia ni siquiera se pudo acabar por falta de tiempo debido a las preguntas del personal. ¿Por qué no dejan las preguntas para el final como se hace en todas partes? Y otra cosa que no me gustó: el rollo que se traen. Majetes, sabemos que sois coleguillas, pero dejad vuestras gracias y referencias personales para otra ocasión. He venido a escuchar la conferencia, no a hacerme vuestro amigo.
Pero vamos, salvo esas nimiedades fue muy provechoso asistir. Además, la gente es graciosa, como el que decía que a lo suyo le daba el valor que quisiera. Hombre, sí, pero date cuenta que digas lo que digas, matar a un niño por robar una manzana está feo.
5 comentarios:
Anécdota de la semana, sin duda, pero para mi gusto incompleto. Ni menciones a tus acompañantes. Hay que ver Pablo, que poca consideración :)
De momento me gustaría remarcar el hecho de que yo también asistí (junto a Pablo y Fran, autor del blog Lingua et Praxis) y sí, corroboro sus palabras: fue más que ineteresante. Nunca está de más recordar que todas estas elucubraciones se hacen en un plano estrictamente hipotético y teórico, pero como suele decirse, toda materialización requiere de una idea directriz previa.
No quisiera extenderme ahora en la temática de la conferencia, más que nada porque para ese motivo tengo reservada una entrada propia en Praxeologika (y que espero realizar en los próximos días, si las fuerzas no me fallan), pero, al margen de la llamada "proporcionalidad", en la que Capella toma un modelo líneal por su simplicidad y propiedades inherentes, no fueron menos "chocantes", pero muy curiosos, otros aspectos: la legitimidad de la pena de muerte, la ausencia de reinserción, la colonización de derechos, los trabajos forzados, etc.
Recuerda también que, aunque se mencionó el doble como valor de proporcionalidad, esa medida no es de Capella, sino que la extrae de Murray Rothbard, quien argumentaba que el doble era una justa medida porque incluía tanto la compensación estricta como la lección disuatoria por su conducta (e imagino que también por otras razones, pero no he leído la obra de Rothbard).
La gente preguntaba mucho, sí, quizá demasiado. Entre otras cosas porque muchas intervenciones que podía ser aclaradas a lo largo de la charla interrumpían el ritmo de ésta. Es cierto, pero no obstante, yo no lo desagradecí en absoluto: la conferencia se hizo llevadera y amena para mi gusto, y la implicación de la gente fue importante en ese aspecto. Mucha más rabia me dio aquel que estaba sentado delante de nosotros y no paró de hablar con su compañero (del tema de la conferencia, eso sí), hasta el punto de que el mismo parecía creerse el conferenciante en su charla bilateral. Felicidades por él, pero eso sí me molestó (sin acritud, naturalmente).
Aparte del hecho que comparta (no) lo del 2x1 en cuanto a penas, me parece curioso la actitud de algunos liberales.
Es como decir que eres católico y tienes que demostrarlo a todas horas. Vale, eso se hace. Otro ejemplo: que compras en el [nombre de supermercado], que eres un fiel seguidor de esa cadena, y que no te irás a otra jamás.
Quiero decir, hay que repetir 20 veces al día "soy un liberal" para serlo realmente?
Gracias, Gaspar, por completar mi entrada. Halfang, no, no hace falta.
Bueno, también se te ha olvidado mencionar a "el tío que olía mal" y las cervezas. :D
Jajaja, ya dije yo que tenía la nariz congestionada y no olía nada. Suerte que tuve :D
Y no Halfang, por supuesto que no hace falta. De hecho, la actitud es más bien teleológica. A la hora de hablar sobre una cuestión o incidir en una temática concreta, es donde el posicionamiento se hace efectivo. En todo lo demás, vamos, por supuesto que no. Yo no llevo camisetas que ponen "capitalismo" a todos lados.
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