martes, 21 de noviembre de 2006

La paradoja de Singapur

¿Cómo es posible que lugares donde existe un gran nivel de vida, un régimen económico capitalista, una ausencia de tasas, regulaciones, imposiciones tributarias -como en Europa o Norteamérica- persistan sistemas políticos férreos y bastante contrarios a las libertades individuales? Es decir ¿cómo es posible una situación como la de Taiwán hace veinticinco años, la de Emiratos Árabes Unidos o la de Singapur?

Dejemos de lado a Emiratos Árabes, ya que su riqueza se basa directamente en la exportación de petróleo y gas natural. Centrémonos en Singapur, que es el pequeño estado que le da nombre a la paradoja. ¿Cómo es posible que tengan un altísimo nivel de vida pese a no poseer libertades políticas como nosotros? Pues bien. La libertad económica es condición necesaria pero no suficiente para la libertad política. La libertad económica o el capitalismo es fundamental y básico para una sociedad libre. Sin duda, la gente vive mucho mejor en regímenes capitalistas y no democráticos que bajo cualquier régimen totalitario de corte comunista.

A colación de tema, ¿cuál fue el hecho más importante de la historia de España en la segunda mitad del siglo XX? La llegada de los tecnócratas del Opus Dei al Consejo de Ministros. Las reformas económicas que vivió el país, abriendose a los mercados internacionales, permitiendo la formación de grandes consorcios industriales, la apertura al turismo -nuestra primera fuente de ingresos-, y las recetas liberales que se aplicaron a partir de los años 60, impulsaron una transformación en este país sin parangón en Europa Occidental. Digo sin parangón, ya que no hubo una inyección de capital directa desde el exterior como ocurrió con Alemania y Grecia. Esta aparición de la libertad económica propició unos inevitables cambios sociales que contribuyeron a un inevitable cambio político. El resto de la historia ya nos la conocemos.

Es por esto que opino que la libertad económica -el capitalismo- es un paso necesario -imprescindible- para la consecución de las libertades civiles. Singapur tendrá su hora, y esperemos que no tuerza la tradición económica de laissez-faire a la que se aferró tras su descolonización. Esperemos que su primer gobierno democrático representativo -no la pantomima de democracia dirigida que tienen ahora-, no imponga un sistema de Seguridad Social ya que esa es una de las mayores catástrofes del siglo XX. Una marcha forzada hacia un abismo, un sistema que apareció para hacer frente a algo inesperado -la Depresión de 1929- y con caracter de medidas transitorias de emergencia y que es el mayor robo organizado, la mayor estafa, un atraco a mano armada de proporciones bíblicas que nos hace caer,... caer,... caer...

Un atraco del que hablaré en una próxima ocasión. Adiós amigos.

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