Está el diálogo del Inefable con ETA-Batasuna y todo lo que ya sabemos del proceso de rendición de España ante la barbarie fascista. Está el tema del primer ministro húngaro, el pseudo golpe de Estado bolivariano en México, la conferencia del Papa en la Universidad de Ratisbona y respuesta musulmana. En fin, los temas habituales que se comentaron una y mil veces en los blogs y prensa de consulta diaria.
Dispuesto yo a dar mi opinión sobre alguno de estos temas, me encuento con la siguiente noticia: Golpe de Estado en Tailandia. Me alertó más de lo normal, sobre todo porque recientemente visité aquel país.
En el bando que declara la ley marcial, también se declara la lealtad al rey. Los thai son muy suyos y muy raros con su política interna: tienen una democracia dirigida, en la que la familia real y el ejército se reparten el control de las principales empresas públicas y el accionariado de los bancos más importantes.
Aún así, pese a no contar esa democracia con todas las garantías, en Tailandia existe un decente nivel de vida. En las zonas rurales no existe la pobreza -más bien cierta miseria ancestral-, y en Bangkok, las autopistas (en ocasiones a medio hacer) serpentean entre rascacielos de acero y cristal -en ocasiones vacíos.
Deseo que no haya derramamient desangre. Que los golpistas lleguen a un acuerdo con los "leales" al primer ministro y las cosas sigan como siempre en ese país tan especial, tan amigo de occidente, y que es una luz de libertad -pese a todo- en la región geopolítica en el que se asienta.
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